Cuando por fin me di por rendida, cuando por fin yo ya no quería, ahí apareciste tú queriendo ser el hombre de mi vida, el hombre de ensueño que merecía todo mi suelo y cielo.
Pero en esta vida las jugadas son curiosas, en esta vida las cosas no son como uno quisiera; por lo menos no todo el tiempo porque cuando por fin me decidí a quererte tú ya no estabas convencido y cuando yo ni lo veía como una opción era cuando tú más me buscabas.
Las jugadas no son justas todo el tiempo pero la importancia es saber aprovecha, tomarlas cuando sea el momento justo.
Es ahora que me doy cuenta que de haberte aceptado un poco antes no hubiera pasado por tanto sufrimiento, es ahora que me doy cuenta que de haberte aceptado en aquel tiempo no hubiera sufrido todo ese martirio que sufrí al tratar de encontrar el hombre ideal.
Me voy dando cuenta que si me hubiera dejado de tonterías, que si me hubiera dejado de superficialidades yo podría haber aprovechado el tiempo contigo, que me hubiera ahorrado una que otra herido profunda y sobre todo te hubiera dejado el privilegio de ser el único hombre, de haber sido el único amor que dejará huella en mí piel.
Me queda esa espina en el alma, me queda ese pequeño inconveniente pero también me queda una enorme felicidad porque ahora es cuando puedo decir que tengo al hombre con el que siempre había soñado,
el hombre que quise desde que comencé a buscar, tengo la persona que mas yo quería y no te puedo desaprovechar, esta vez me dejo de estupideces y te acepto en mi vida, te abro mi corazón,
te ofrezco todo lo que crea mi persona porque sé que tú seguro me darás la mismo.
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